Localización: Barrio de San Vicente (Alar)
La esclusa y elementos complementarios
La construcción de esta esclusa ya se había iniciado en julio de 1761 y estaba prevista su conclusión para finales de octubre de ese mismo año.
Según el proyecto de Fernando de Ulloa, de 1760, en esta primera esclusa, como había de contener las aguas del río y asegurar el canal de posibles avenidas, sus compuertas superiores habían de subirse 5 pies y las de abajo 2 pies y medio. En todo caso, esta previsión de Ulloa solo afectó a la altura del vaso de la esclusa pues las compuertas no se instalarían hasta después de junio de 1792 y las esclusas de retención ya se habían construido a finales de 1775.
La esclusa presenta gran parte de las características originales descritas en el Inventario de 1851: figura elíptica, ejecutada con sillares de piedra arenisca, con puente de paso unido a ella, un orden de boquillas para dar agua a la fábrica-martinete, dos pontones en el cuérnago y, finalmente, un puente acueducto que pasa por bajo del busco superior.
Aguas arriba de la esclusa, en la aleta de la margen derecha se sitúan la caja de boquillas
Ya en el llamado morro de la esclusa aparecen las acanaladuras verticales o recatas en las que se insertaban tablones cuando se requería secar la esclusa para su reparación. Próximo a estas recatas está el rebaje del muro o telar para acoger las puertas cuando estaban abiertas.
Los pretiles que se ven a un lado y otro de la parte superior de la pertenecen al puente-acueducto de la Conejera que permite el paso del arroyo del mismo nombre por debajo del busco de la esclusa. .
El puente de la esclusa presenta una arco de medio punto, mantiene las aletas pero los pretiles han desaparecido.
La esclusa ya no tiene la apariencia que tuvo en origen, debido a la conversión técnica que la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD) llevó a cabo en el Canal para impulsar el regadío. Las principales modificaciones operadas en esta esclusa se centran en la sustitución de la compuerta superior por una retención de cemento con pasarela y barandilla metálica, la construcción de una escalera de piedra para acceder a la pasarela de la retención y la creación, en la margen derecha, de un aliviadero que devuelve las aguas al Canal a través del cuérnago de derivación.
El martinete
Juan de Homar, en su Memoria de 1800, indica que « […] en la caída de esta inclusa está al concluirse (de orden del Rey) un martinete para la construcción de collares, tenazas, […] y otros muchos útiles que se necesitan para el surtido de estas Reales Obras y del Público, así para la Agricultura como para las Artes».
El edificio que se conserva mantiene en gran medida, aunque en estado ruinoso, la estructura descrita en el Inventario de 1851. Presenta una planta de forma casi cuadrangular (122x102 pies) con un patio central en su interior. Consta de dos cuerpos en altura.
El circuito del agua utilizada en el martinete y que se conserva se puede ver en las siguientes imágenes.
Entrada de las aguas al martinete |
Balsa interior |
Pontón sobre el desagüe del Cuérnago |
Parece interesante señalar las distintas dependencias comprendidas en estos dos cuerpos, tal y como se recoge en el Inventario: en «el 1º […]: almacenes para el hierro en tosco y elaborado, pajar, leñera, fragua, balsa de aguas para el movimiento de las máquinas, aunque de éstas no existe más que una rueda con su eje de movimiento y unos fuelles, todo muy maltratado y sin uso. En el 2º cuerpo se hallan distintas oficinas y habitaciones para los trabajadores en esta fábrica».
En un reciente trabajo sobre el martinete, a cargo de José Manuel Geijo
Barrientos, Patricia Zulueta Pérez y Alberto Sánchez Lite, se ha reconstruido el
martinete con sus máquinas, recreando su aspecto y funcionamiento original. En
el cuerpo de aguas, situado al este de la planta baja del edificio, se
disponían dos ruedas hidráulicas que moverían los árboles de levas
correspondientes para accionar los fuelles y el mazo o martinete. Al oeste del
cuerpo de aguas se dispondrían, en línea, la sala de barquines, la fragua y la
sala del mazo. En el resto de las dependencias de la planta baja se
distribuirían los almacenes, el pajar y la leñera, indicados en el Inventario
de 1851.
José Luis Moisén Gutiérrez recoge en su tesis doctoral que desde 1811 cesaron los trabajos en el martinete. El mismo autor sostiene que el edificio permaneció cerrado hasta la década de 1920, fecha en que se remodeló, según proyecto redactado por el ingeniero Eduardo Fungairiño, para albergar una central de producción de energía eléctrica.
Apartir de 1938 se tendieron distintas líneas que enlazaron la central de «El Martinete» con otras para asegurar el suministro eléctrico al Barrio de San Vicente, San Quirce, Alar del Rey, a la fábrica de harinas de Santa Isabel, a la fábrica de galletas de Siro y a los depósitos de agua de la Compañía de Ferrocarriles del Norte.
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