domingo, 7 de marzo de 2021

De El Serrón a Viñalta


Por los caminos de sirga 






Las esclusas 28-29 en Grijota

Es el primer agrupamiento doble en el ramal Sur. 

A la entrada de la esclusa 28, en la aleta de la margen derecha, se sitúa la toma del canal de derivación o cuérnago; y en la aleta izquierda se construyó posteriormente con hormigón el aliviadero, como vemos en las imágenes.


La doble esclusa, como es habitual, se enmarca con la retención de cemento que sustituyó en su momento a las compuertas superiores y con el puente original. Las dimensiones de las dos esclusas son similares, salvo la altura que es mayor en la esclusa 29.




El aliviadero vierte en la pared izquirda del vaso de la esclusa.

 


El puente en la esclusa tiene arco de medio punto y sus aletas forman el abocinamiento de salida. 



La aleta del lado derecho forma círculo con el cuérnago de la salida de aguas de la fábrica. El puente en la derivación también tiene arco de medio punto. Está parcialmente reformado.


El cuérnago sale de la fábrica a través de tres pequeños arcos de medio punto



Vista del conjunto desde la pasarela de madera




La casa del esclusero ha sido reformada y se sitúa en línea con la fábrica, aguas arriba.

Las fábricas de «Las Eras»

Junto a las dos esclusas unidas se habían establecido tres molinos harineros, como se recoge en la Memoria de Juan de Homar en 1800, dotados de tres pares de ruedas respectivamente.



Según Javier Moreno Lázaro, en 1820 se habían construido dos almacenes-fábricas en el entorno de Grijota que, ante la prohibición de transformar en fábricas los molinos del Canal, servían para limpiar los granos que serían molturados en los molinos del entorno y para cerner las harinas obtenidas en ellos. 



En los años treinta, un grupo  de seis industriales se hizo cargo de la explotación conjunta de los molinos de Grijota («El Serrón» y «Las Eras»). Las harinas obtenidas en estos molinos eran cernidas en almacenes-fábricas explotadas individualmente por cada uno de sus miembros.



Los responsables de explotar y de transformar en fábricas integrales sus establecimientos en el término de «Las Eras», a lo largo de la década de los 40, serán Toribio Lecanda, Luis Arregui y González Agüeros. De esta manera, en 1851, los tres antiguos molinos ya se habían convertido en sendas fábricas dotadas con maquinaria de 4 pares de piedras francesas, con la incorporación de cribas, cedazos, batidores y frapones.

En los años 80 se reformaron las harineras de «Las Eras» de Grijota a instancias de Lucas Ortiz Vega, con la introducción del sistema de cilindros en la molturación del trigo. 


La imposición de arancel de 1891 y la pérdida del mercado de las colonias antillanas en 1898 supuso el declive castellano, de forma que, en 1903, ya habían cerrado muchas harineras y en los años veinte casi todos los saltos se dedicaban a producir electricidad para los pueblos. Este fue el caso del conjunto arquitectónico  de Grijota que pasó, tras modificaciones en las vías de agua desde el Canal y en el propio conjunto, a ser utilizado como fábrica de luz.



En el año 2017, el Ayuntamiento preparó un proyecto para la rehabilitación de la antigua fábrica de harinas, con el objetivo de que se convirtiera en referente Cultural y Social para Grijota y para la provincia de Palencia. Se pretendía también que,  mediante la reinstalación de una turbina que aprovechara el flujo del agua, el edificio no precisara el uso de otras fuentes de energía para su funcionamiento. Esperemos que no ocurra con este proyecto lo que ya sucedió con el de 2008.


Acueducto de los «cinco ojos»

El acueducto presentaba una factura muy similar a la del acueducto de Abánades: cinco arcos de medio punto apoyados sobre cuatro robustos pilares con altos tajamares de forma semicircular, aletas y pretiles. 

Fuente: archivo de la CHD

Del antiguo acueducto solo se conservan los arranques de sillería caliza sobre los que se alza la nueva estructura de hormigón armado. 



Consta esta de tres grandes arcadas sobre las que se apoyan la caja del Canal y una arquería ciega en cada frente que, a su vez, soporta el andén correspondiente.



Bajo el Canal pasa el arroyo Valdeginate, hoy convertido  en desagüe o emisario de la Laguna de La Nava.



Un poco más adelante, en la mrgen derecha, se localiza la toma del canal de la Nava sur.




Esclusa «La Treinta», Palencia

En la margen derecha, a la entrada de la esclusa, se sitúa la toma del canal de derivación. 


Tanto la toma como la salida del caz de la fábrica han sido modificadas.

 


En el lado izquierdo se localiza el aliviadero que vierte en el vaso de la esclusa.


El vaso de la esclusa, como es habitual, se cierra con la presa de los años sesenta del siglo pasado y por el puente original.



El puente en la esclusa tiene arco de medio punto y sus aletas llegan hasta las del canal de la derivación formando entre ambas un espolón.

 



En la salida de la derivación hay dos puentes, uno con arco escarzano, en línea con el de la esclusa, y el otro con arco de medio punto, que permite el paso al camino de sirga.



De la casa del esclusero apenas quedan restos de algunas paredes.



Fábrica de harinas “La treinta”


Junto a la esclusa 30, próxima al desagüe de la Laguna de Nava, estaba proyectada la construcción de un batán de antes y curtidos, según la Memoria de Juan de Homar de 1800, “para lo cual están abiertos los cimientos, y aprontada gran porción de materiales”. La paralización de las obras en el Canal dejó en suspenso el proyecto. De hecho, en el “Perfil General de los Reales Canales de Castilla” que elaboró en 1806 el propio Juan de Homar, ya no aparece este edificio.

 


En 1841 la Empresa del Canal de Castilla emprendió la construcción de una fábrica de harinas de 71 x 47 pies y 4 pisos, dotada de dos ruedas hidráulicas y ocho pares de piedras. Pascual Madoz, en su famoso “Diccionario…”, se refiere a la “suntuosa fábrica de harinas que muele 400 fanegas de trigo diarias”.



Según Javier Moreno Lázaro … Su utillaje y emplazamiento privilegiados, tras su disfrute por Juan Antonio Fernández Alegre y Pedro Ochotorena, agrupados en sociedad mercantil, llevaron, una vez más, al poderoso Juan Pombo Conejo a contratar en 1849 su arrendamiento durante 10 años. El comerciante de Reinosa, Celestino Merino, siguió su arrendamiento hasta su quiebra en 1866. Tanto en 1880 como en 1894 aparece como arrendatario Marcelo Barrios. En 1907, el nuevo arrendatario, V. Calvo Barrios, introduce en la fábrica el sistema austrohúngaro de molturación (sistema de cilindros).

 


La instalación ha sido totalmente reformada y sigue en uso, a cargo de la empresa "Álvaro Sánchez Maldonado". De la fábrica primitiva solo se conserva el zócalo de salida en piedra caliza, con sus dos arcos de medio punto que se pueden ver desde el puente de la derivación.


 

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