Según el Inventario de 1851, las esclusas presentan una figura elíptica y su construcción es de sillería calcárea, tienen puente de paso, caja de boquillas para los artefactos, un pequeño pontón por el que vuelven las aguas al canal y un muro curvo que va desde el tranquero inferior de la esclusa 24 hasta la entrada del río Carrión. Las dimensiones (longitud, anchura y altura media) de la esclusa 22 es ligeramente inferior a las propias de las esclusas 23 y 24.
Los vasos de las tres esclusas forman una construcción unificada, «Ias más altas de todas y mejores» (Jovellanos). Este agrupamiento, como sabemos, permite ahorrar en compuertas y por consiguiente en maniobra. Cada esclusa salva un desnivel de aproximadamente unos tres metros.
La transformación del Canal de Castilla en canal de riego, según el proyecto redactado en diciembre de 1960 por el ingeniero Manuel Mª Jiménez Espuelas, requirió un aumento de la velocidad del agua que se consiguió, entre otros procedimientos, con la construcción de aliviaderos aguas arriba de las esclusas. En Calahorra, la presencia excepcional del puente delante de las esclusas, condujo a la construcción de sendos aliviaderos bordeando las paredes rebajadas de la esclusa 22. El derrame en cascada del agua por las paredes de la esclusa produce los efectos espectaculares que se pueden admirar.
Recientemente se han instalado de nuevo las compuertas, lo que ha supuesto desmontar la retención que había donde ahora está la compuerta superior.
Desembocadura del Canal en el Carrión |
En la aleta derecha se abre otro pequeño arco, casi a ras del agua, para las derivaciones a las fábricas.
El grupo de viviendas y cuadras se sitúan en el lado izquierdo. Las dos viviendas tienen planta rectangular con dos y una planta en altura respectivamente. Ambas disponen de patio posterior con sus anejos. El cerramiento utiliza la piedra en el zócalo y el ladrillo en el resto. Fueron remozadas en 1923.
Alineadas con las viviendas se disponen dos cuadras de una sola planta y ejecutadas en ladrillo, también remozadas a partir de 1924.
El monumento conmemora la unión, en 1791, de las aguas del Pisuerga con las del Carrión tal como figura en la inscripción. El Inventario de 1751 lo describe así: «…está construido de diferente piedra un pedestal con su cornisa y sobre ella una especie de peana que sostiene un escudo de armas reales; en el neto del pedestal se halla una lámina de bronce guarnecida con su marco de piedra y en el centro con letras de realce se halla la inscripción…».
El acontecimiento que se conmemora lo recoge así la Gaceta de Madrid en
su n.o 85 de 1791 «[…] dispuso el Ingeniero Director de estas obras
D. Juan de Homar soltar el 25 de Agosto último, en obsequio de los días de la
Reyna nuestra Señora, las [aguas] de la presa de la Villa de Herrera de
Pisuerga, habiéndose conseguido la deseada unión, y por este medio la perfecta
conclusión de un canal de navegación, y riego de 125,900 varas lineales, útil a
la nación en general, y a la Castilla en particular.»
Los molinos y el batán.
Los saltos de las tres esclusas permitieron conformar un conjunto industrial integrado por dos molinos y un batán que estuvieron en funcionamiento desde finales del siglo XVIII. A partir de 1837 los tres edificios agrupados fueron convertidos por la sociedad Cuétara, Junco y Abarca en la mayor harinera del ramal Norte con sus 13 pares de muelas. Esta harinera estuvo en funcionamiento hasta 1881 en que no se renovó el arrendamiento y se procedió a desocupar la maquinaria de los tres molinos.
El primer molino volvió a funcionar como molino maquilero desde 1897 hasta su reversión al Estado en 1919. En 1922 se resolvió habilitarlo como almacén, derribar el segundo molino por encontrarse en estado ruinoso y dedicar el edificio del antiguo batán a la generación de energía eléctrica por su sólida construcción y su buen estado de conservación.
El 21 de febrero de 2020, en respuesta a una pregunta parlamentaria, el Gobierno ha señalado que los robos producidos en la central no han supuesto una pérdida patrimonial ni económica de los bienes del estado, al ser la maquinaria propiedad de la empresa concesionaria. (…) Se informa que se está estudiando la posibilidad de que la Administración restaure y ponga en funcionamiento este aprovechamiento hidroeléctrico, siempre y cuando un análisis técnico, económico y financiero previo lo aconseje.
La presa, la toma de la acequia de Palencia y la compuerta de regulación
La existencia de la presa queda confirmada por Antonio de Ulloa en julio de 1753: «En el paraje en donde se han de tomar las aguas del rio Carrión hay actualmente una gran presa de molinos (…), hácese preciso construir otra en su lugar de distinta especie, de tal suerte que en las crecientes se les dé salida a las aguas, y no perjudiquen al canal, y en tiempo de secas no admitan desperdicios, lo que se consigue formándola de rastrillos…»
Por su parte, la compuerta de regulación se activa desde una pasarela de losa de hormigón con protecciones metálicas montada sobre los estribos de piedra caliza del antiguo puente que todavía se puede ver en imágenes de los años treinta del siglo pasado. La compuerta sirve para regular el caudal que entra en el ramal de Campos desde el río Carrión. Junto al estribo izquierdo, un andén daba continuidad al camino de sirga.
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