1 La reanudación de los trabajos. El punto de partida.
Varias son las fuentes que nos ofrecen información sobre el lugar o lugares en los que las obras del canal quedaron interrumpidas. La propia Real cédula de 17 de marzo de 1831 indica que en el llamado ramal del Sur falta por concluir la parte proyectada desde «los prados de Albures a Valladolid» [1]. Efectivamente, en Soto Albúrez no se concluyeron en su momento las tres esclusas unidas. En las observaciones añadidas, probablemente por Juan de Homar en su proyecto del ramal Sur de 1789, se afirma que está ejecutada la excavación para las cajas de las esclusas 34, 35 y 36 y el solado de estas [2]. El propio Juan de Homar precisa en su Perfil General de los Reales Canales de Castilla… de 1806 que «está construido el solado y tres hiladas de los muros de esta inclusa [esclusas de Soto Albúrez]» [3]. Por último, el ingeniero facultativo nombrado por la empresa del canal para la continuidad de las obras, Epifanio Esteban, informa que inicialmente la construcción de las esclusas de Soto Albúrez se hizo a partir de lo ya ejecutado y con los materiales esparcidos junto a las mismas [4].
En cuanto a las obras de excavación, las observaciones citadas anteriormente aclaran que estas llegan hasta el camino real, próximo a Dueñas. Esta información se haya corroborada por los croquis militares del 24 y 26 de octubre de 1812 en los que se reproduce el trazado del canal de Castilla hasta las cercanías de Dueñas [5]. Asimismo, según el plano topográfico de Epifanio Esteban de 1831, las obras de excavación habían llegado hasta cerca del lugar donde se construiría la esclusa 37, en trozos discontinuos; el más importante de los cuales es el que aparece en el plano indicado como «el trozo de 1.200 varas construido» [6].
2 De las esclusas de Soto Albúrez al acueducto de Puertas de Villa en Dueñas, un recorrido por su construcción
Tras la publicación de la Real Cédula de 17 de marzo de 1831 por la que se concede a D. Alejandro Aguado y a sus socios la empresa del canal de Castilla, los directores de la nueva empresa proponen al ingeniero Epifanio Esteban como director facultativo en jefe de las obras de prolongación del ramal Sur.
En un oficio de 10 de julio de 1831 dirigido a los directores de la Empresa, Epifanio Esteban les comunica que, tras largas pesquisas en Madrid y Valladolid, no ha encontrado los planos de los proyectos realizados anteriormente y que solo ha localizado una breve memoria de Juan de Homar y otra de José Agustín de Larramendi, ambas alusivas al canal del Sur [7]. La queja de Esteban aparece confirmada por el mismo Larramendi cuando, en oficio de 2 de junio de 1831 dirigido al ministro de Hacienda, López Ballesteros, quien había ordenado que se entregase a la empresa concesionaria la documentación que sobre el canal existiera en la Dirección General, le contesta que en dicha dirección no existía nada [8].
En las memorias de Homar y de Larramendi detecta Esteban algunos errores, según él, y la imposibilidad de realizar sus proyectos con el presupuesto previsto por la empresa para la realización de la obra y en el tiempo fijado. Según Esteban, los ocho millones de reales calculados para todo el tramo comprendido entre Albures y Valladolid se gastarían en el paso de Dueñas. Se requeriría, por otra parte, duplicar el número de confinados entregados por el Gobierno.
Mientras tanto, Esteban ha iniciado con los ingenieros a sus órdenes el levantamiento del plano de la parte más urgente que comprende desde donde cesaron los trabajos hasta pasada la villa de Dueñas, y para ello se ha tomado como referencia, a la hora de realizar las nuevas nivelaciones, el solado de la esclusa 36. Este plano tiene fecha de realización de 1831.[9]
Esclusas de Soto Albúrez
2.1 El cambio en el diseño de las esclusas 34, 35 y 36
Antes de que estuviera concluido el plano, ya se iniciaron las obras de prolongación del ramal del Sur en las esclusas de Soto Albures. A principios del mes de agosto, Epifanio Esteban tenía concluidos el plano y elevación de las mismas, así como el pliego de condiciones para la realización de la subasta de la contrata de las obras. Para entonces, conocía las observaciones contenidas en la Real Orden referidas a la construcción de las esclusas; en concreto, que no estuvieran agrupadas, que tuvieran meno saltos y que sus costados adoptaran una figura recta y no curvada. Según Esteban, las dos primeras observaciones eran impracticables en el caso de Soto Albúrez porque los cambios indicados hubieran requerido el replanteamiento de todo el tramo anterior ya construido, y en cuanto a la tercera, aunque sí podía llevarse a efecto, no compensaba el cambio. Por estas razones, Esteban decidió no introducir modificaciones ni en los planos ni en las bases para la subasta y, por tanto, continuar la construcción de las esclusas con las dimensiones y las figuras que tenían. Para esta decisión contaba, además, con el acuerdo de Larramendi. Sin embargo, Esteban recibe una notificación de la dirección de la Empresa en la que se le insta a que todo lo que haga y proponga al Gobierno debe contar con la conformidad del inspector facultativo del gobierno, Antonio Prat [10].
A tenor de las decisiones tomadas posteriormente, parece ser que Prat cedió en las dos primeras condiciones, pero no en la tercera.
Puente en la esclusa 36
2.2 El enfrentamiento entre Epifanio Esteban y Antonio Prat y sus consecuencias
En el capítulo anterior ya quedó de manifiesto la opinión de Prat sobre la función que debería desempeñar el inspector del Gobierno en el desarrollo de las obras: «todas las operaciones preliminares y fundamentales que deben preceder a la ejecución de las obras deben (…) ejecutarse bajo la inspección y satisfacción del ingeniero inspector gubernamental». Epifanio Esteban, después de un tiempo de someterse a los dictámenes del inspector del Gobierno, no quiso seguir bajo la dependencia de Antonio Prat. Surgieron entonces continuas desavenencias entre ambos hasta el punto de poner en peligro la continuidad de las obras. Ante este panorama la empresa del canal solicitó la intervención del Gobierno en el conflicto. A estos efectos, el ministro Luis López Ballesteros, citó en su despacho al director de Caminos y Canales, a los directores de la empresa y a los ingenieros del Gobierno y de la empresa, Prat y Esteban. Allí tuvo lugar un tenso debate en el que Prat decía que todo estaba mal hecho y Esteban sostenía que lo que había proyectado era lo mejor y que las actuales afirmaciones de Prat se contradecían con lo que anteriormente había manifestado de palabra y por escrito.
Ante la amenaza de que los enfrentamientos entre ambos ingenieros obligaran a paralizar las obras, el ministro abrió un expediente y le encargó al director general de Correos, Caminos y Canales, José Agustín de Larramendi, la elaboración de un informe sobre el asunto. Tras el análisis de memorias, planos y observaciones presentados por ambos personajes y el reconocimiento sobre el terreno practicado por el propio Larramendi, este eleva un informe en que el que hacía hasta nueve prevenciones para la rectificación, consolidación y perfeccionamiento de las obras. Como consecuencia de este informe, por Real Orden de 25 de marzo de 1832, fueron cesados tanto el inspector Prat como sus subalternos José Eugenio Rojas y Raimundo Ibáñez. Al tiempo se encargaba a Larramendi que asumiera las funciones de inspector de las obras del canal [11].
Una de las primeras decisiones que adoptó Larramendi fue la de ordenar que las esclusas que restaban por hacer desde el Soto de Albúrez hasta Valladolid se proyectasen rectangulares, de cien pies de largo por dieciocho de ancho, entre las compuertas. Estas dimensiones ya se adoptarán en las esclusas 37 y 38.
Se desconoce si el enfrentamiento de Epifanio Esteban con el inspector del Gobierno tuvo algo que ver con la decisión de la empresa del canal de subcontratar con su director facultativo las obras de prolongación del ramal del Sur, según escritura de 29 de marzo de 1832.
2.3 Desarrollo de las obras
Aunque Epifanio Esteban y Agustín de Lanuza, ingeniero del «detall», ofrecen información periódica del progreso de las obras en cada uno de los sectores del ramal Sur, creo que puede resultar más interesante resumir las obras de excavación realizadas y ver la evolución de las obras de fábrica que se fueron construyendo en el tramo comprendido entre Soto Albures y el acueducto de Puertas de la Villa [12].
2.3.1 Las primeras obras de excavación y relleno
La ejecución de las obras desde Soto Albures hasta pasado Dueñas se dividió en tramos, en los que se podía trabajar simultáneamente. En estos tramos, y hasta mediados de septiembre de 1831, los trabajos se centraron en tareas de excavación y relleno. Como aspectos más destacados se pueden señalar los siguientes: obras de nivelación y reparación del trozo de 1.200 varas construido anteriormente por el Estado; excavación de la caja de la esclusa 37 de 100 pies de longitud, 30 de ancho y 10½ de profundidad; excavación de la caja de la esclusa 38 de 100 pies de longitud, 30 de ancho y 8 de profundidad; inicio de la demolición del puente viejo de Dueñas; descubrimiento de una presa antigua enterrada en la arena y el limo depositado por el Pisuerga tras su retirada, entre el torreón del puente y la aceña del duque de Medinaceli, que servirá de base para la construcción del murallón; y construcción del cimiento de muros y solera del acueducto de Puertas de Villa, aprovechando los tajamares del molino del duque [10].
2.3.2 Las obras de fábrica o de cantería
· Las esclusas 34, 35 y 36
Las indicaciones del inspector del Gobierno, Antonio Prat, forzaron el derribo de los muros que se hallaban construidos hasta los 9 pies de altura para dar a la cámara la figura rectangular en lugar de los costados curvos que tenían, y el proceso de macizar el hueco que quedaba entre el muro nuevo y el viejo, así como el inicio de la reconstrucción de todo el conjunto, comenzando en la esclusa 36.
A finales de noviembre de 1831 se suspendieron las obras en las esclusas, por culpa de las continuas heladas, para reiniciarlas en la segunda quincena del mes de marzo de 1832. Se continúan las obras en la esclusa 36 y en su puente de comunicación y se levanta el solado de la esclusa 35 para sentarlo con mortero hidráulico, obras que siguen en la siguiente quincena del mes de abril con la eliminación de la mampostería que rodeaba la primera hilada, el asentamiento de la segunda y la canalización fuera de la esclusa de las filtraciones provenientes de la 34. Entre mediados del mes de abril y el mes de mayo se concluye la esclusa 35, se asienta el solado de la 34 y se elevan algunas hiladas de sus muros laterales. A lo largo del mes de septiembre de 1832 se concluyen las esclusas de Soto Albúrez y se echan las aguas desde estas esclusas hasta la zona de Culdeque, para comprobar la resistencia de los diques.
Las esclusas de Soto de Albúrez
· El acueducto de Raya
La construcción del pequeño acueducto de Raya está convenida desde noviembre de 1831, pero su ejecución se paralizó porque el comisario de obras no permitió el uso de piedras que no hubieron sido medidas por el maestro mayor. Sin embargo, en la primera quincena de abril de 1832 se estaba colocando la primera hilada de dovelas y el acueducto se concluye en el mes de mayo del mismo año. Presenta un cañón o bóveda de 100 pies de longitud, 4 de diámetro y 6 de altura en la clave y termina con alas rectas en la embocadura superior e inferior.
· El acueducto de Culdeque
El acueducto de Culdeque, cuya caja se abrió en la primera quincena de abril de 1832, tiene ya colocados sus cimientos y las primeras hiladas de sus muros a lo largo de la segunda quincena de abril y mayo. Concluido en el mes de septiembre, presenta un cañón o bóveda escarzana de 100 pies de fondo, 8 pies de claro y alas superiores e inferiores rectas.
· Las esclusas 37 y 38
En la primera quincena de septiembre de 1831 se llevó a cabo la excavación de las cajas de las esclusas 37 y 38, con unas dimensiones de 100 pies de longitud y 30 de ancho; la profundidad varía en ambas esclusas: 10½ pies en los 37 y 8 pies en la 38. En mayo del año siguiente están concluidos sus cimientos y, en septiembre, ya solo faltan 6 pies para su coronación y realizar el arco del puente de la 38. Cuando el 10 de noviembre corrieron las aguas por todo este tramo aún quedaba por colocar la última hilada en la esclusa 37 y se estaba ejecutando el arco del puente de la 38. Aguas abajo, se había construido un puente provisional de madera para facilitar el tránsito sobre el canal.
La esclusa 38 y al fondo el puente de la 37
· El Murallón de Dueñas
La obra del Murallón de Dueñas se inicia en la segunda quincena del mes de marzo de 1832 y para ello se aprovecha como basamento la antigua presa descubierta en el proceso de excavación. Los trabajos avanzan y a finales del mes de mayo se han concluido las partes contiguas al acueducto y están a falta de 4 pies en el resto, que se concluirán en septiembre de ese mismo año.
· Acueducto de Puertas de Villa
Los tajamares y otras partes del molino del duque de Medinaceli van a ser aprovechados para la construcción del cimiento de los muros y los macizos de la solera del acueducto de Puertas de Villa, en la segunda quincena del mes de marzo de 1832. A finales de mayo se han asentado 8 hiladas de dovelas y estarán concluidas a finales de septiembre. El acueducto presenta un arco escarzano de 22 pies de claro y 3 de altura, coronados sus frentes con imposta y cornisa. Permitirá dar salida al arroyo de San Juan y a las aguas de las vertientes superiores de Dueñas.
2.4 Ceremonia de echada de las aguas
Concluidas las obras de prolongación desde las esclusas de Soto de Albures hasta la zona situada frente a la ermita de las Candelas, incluido el temido paso de Dueñas, Epifanio Esteban dispuso echar las aguas en todo este recorrido el día 10 de noviembre de 1832. Para la ceremonia invitó, entre otras autoridades, al capitán general de Castilla la Vieja y a los obispos de Palencia y Valladolid. Antes de proceder a la ceremonia principal de la suelta del agua en el paso de Dueñas, los invitados navegaron desde la esclusa 37 a las del Soto Albures [13].
A las dos y media de la tarde, el capitán general y el obispo de Valladolid levantaron las compuertas dispuestas en la esclusa 38 y se introdujo el agua en todo el vaso restante desde la calzada de Burgos hasta la salida de Dueñas.
El canal protegido por el Murallón de Dueñas
3 De Dueñas a Valladolid
Meses antes de concluidas las obras desde Soto Albúrez hasta pasado Dueñas, Epifanio Esteban había procedido a la conclusión de los planos para continuar el canal desde Dueñas a Valladolid, y formado para esto tres proyectos; uno que se aproximaba a un proyecto anterior de Juan Homar, y que iba por el lado derecho del Pisuerga hasta el puente de Valladolid; otro que cruzaba el río cerca de Cabezón, y otro que hacía descender el canal al río, que hacía navegable. Estos tres proyectos, acompañados de una memoria instructiva, se pasaron al Gobierno por la empresa, quien los remitió al director general de Caminos y Canales, José Agustín de Larramendi, quien manifestó, el 1 de abril de 1832, que el proyecto que ofrecía menos inconvenientes e inspiraba más confianza y seguridad era el antiguo que va por la derecha del río Pisuerga hasta el puente de Valladolid, modificándolo según proponía el propio Esteban [14].
La exposición que sigue a continuación se apoya en lo proyectado en los planos de Epifanio Esteban [15], en un croquis de la línea del canal desde la esclusa 34 a la esclusa 42 [16], y en el progreso de las obras expuesto por Agustín Lanuza [17]. No siempre los datos son plenamente coincidentes.
3.1 De Dueñas hasta la Venta de Trigueros
Según Agustín Lanuza, a finales de 1832, toda la llanura desde Dueñas hasta la Venta de Trigueros se encontraba en labor y muchos tramos concluidos. En la esclusa 39 se había ejecutado todo el solado, hechos los macizos de los muros laterales y levantadas dos hiladas en los mismos. Todo el tramo desde la esclusa 39 hasta las excavaciones de Palazuelos estaba, también, concluido. Por su parte, en el croquis de fecha de 31 de enero de 1833 se señala que la esclusa 39 está concluida, aunque algunos sectores de este tramo están aún en obras o sin ejecutar (punto de la Calderona).
Esclusa 39
El terreno de esta llanura desde Dueñas a Palazuelos es de grava y arena por lo que las filtraciones se hacen casi inevitables. Por esta razón, Epifanio Esteban profundizó la excavación en esta zona para alcanzar la capa de greda de carácter casi impermeable. No obstante, según se recoge en los informes de los ingenieros destinados al reconocimiento de las obras ejecutadas, las filtraciones ocasionaron el abandono de la Venta de Trigueros, la inundación del Campo de los santos y de las bodegas del monasterio que pasan por debajo de sus cimientos, lo que podría provocar ruina [18].
3.2 De la Venta de Trigueros a Santovenia
En el plano en el que se representa el tramo comprendido entre la Venta de Trigueros y el lugar de Santovenia [OH-49] se «marcan las diferentes direcciones que pueden darse al Canal». Estas distintas direcciones se definen pasado el puente de Palazuelos. Desde la Venta de Trigueros al puente de Palazuelos la esclusa número 40 ya estaba concluida el 31 de enero de 1833 y, según los informes de los ingenieros supervisores, no presentaba defectos y la sillería era de la de mejor calidad. Por su parte, el puente de Palazuelos tiene un arco escarzano muy rebajado, de 26 pies de diámetro, y una sola sirga en el lado derecho; en el pavimento no había capa de hormigón y los carruajes rodaban sobre las mismas dovelas.
Desde Palazuelos a Santovenia, a comienzos de 1833, hay tramos del canal ya ejecutados y otros que están en obras como el escarpado de Sopeña. El puente de Cigales tiene arco de figura inclasificable, de 33 pies de diámetro, y dos caminos de sirga. El acueducto de Mucientes estaba en ejecución y, una vez terminado, presentaba defectos como el no estar bien cimentado, sus dos aletas occidentales estaban desplomadas, lo que podría amenazar ruina, y la aleta oriental superior estaba reconstruida; la bóveda es esviajada o esviada (oblicua).
El puente de Cigales
La mayor dificultad que se tuvo que afrontar en la zona de Sopeña fue la de habilitar espacio para la caja del ramal entre el escarpe muy pronunciado de la primera terraza del Pisuerga y un páramo contiguo de conglomerado de gran dureza y difícil extracción situado en el borde de aquella. Epifanio Esteban decidió por su cuenta pasar el canal por la ladera del escarpado próximo al Pisuerga, modificando el proyecto presentado a la dirección de la empresa y al Gobierno. Aunque se indicaba que era un proyecto provisional sujeto a la dirección que se diese al canal desde este punto a Valladolid, el caso es que en mayo estaban colocadas las estacas y se había iniciado el acopio de material para las obras de mampostería indispensables para asegurar la caja del canal. A todas luces, este aparecía como un proyecto expuesto y aventurado, dada la proximidad del río y la mala calidad del terreno al no poder situarse en firme. Así se lo advirtió el marqués de Casa-Irujo y, como resultado de la advertencia, Epifanio Esteban cambió la traza abandonando la ladera y desplazándola hacia el páramo, a una distancia de 20 varas del punto anterior. En todo caso, la nueva traza seguía sin ajustarse al plan y perfiles presentados en su día. Por esta razón, de nuevo el 2 de octubre, la dirección de la empresa descalificó la alteración del proyecto que podría acarrear graves inconvenientes y advirtiendo a Esteban que se reservaba las reclamaciones a que pudiera dar lugar el incidente [19].
En su informe de reconocimiento de las obras de prolongación del ramal Sur, los ingenieros pronosticaron que tarde o temprano habría que modificar la traza de este sector de Sopeña, como así sucedería años más tarde.
Otras modificaciones llevadas a cabo en el proyecto inicial fue la supresión de la esclusa prevista y la construcción de otros dos acueductos, el denominado Pequeño de Sopeña y el de Fuensaldaña. El acueducto de Sopeña es de mampostería por la parte oriental con aristones de sillería; los estribos y el arco son también de mampostería. Hubo que reconstruir las aletas orientales. El acueducto de Fuensaldaña tiene fábrica de sillería en sus paramentos y aletas, mampostería en los estribos y ladrillo en la rosca muy mal construida. Presentaba muchas filtraciones por los huecos existentes en los estribos que más tarde serían taponadas con yeso.
3.3 Desde Santovenia a la ciudad de Valladolid
En el último tramo proyectado, que va desde Santovenia hasta la ciudad de Valladolid, a finales de enero de 1833 solo se habían iniciado las obras de fábrica correspondientes a las esclusas 41 y 42 y al acueducto del Berrocal. Los trabajos de excavación aún no habían comenzado.
Esclusa 42
El acueducto del Berrocal comenzó pronto a mostrar las deficiencias en su construcción con la ruina de la aleta occidental superior que continuó con la ruina sucesiva de otras dos aletas y parte del paramento occidental del puente. Era mala la posición del acueducto con respecto al puente antiguo pues la dirección de la corriente chocaba oblicuamente contra uno de sus estribos; las filtraciones provocaron la ruina de un contrafuerte. En 1837 se modificó, según el plano firmado por los ingenieros Echanove [20]. Por lo que se refiere a las esclusas 41 y 42, los ingenieros que realizaron el reconocimiento en octubre de 1835 indican que la esclusa 41 presenta el pretil y una dovela movidos en el puente, que se comunica en lado inferior y que la esclusa 42 ofrece bastantes quiebras cubiertas con betún.
A diferencia de lo que ocurrió años después en Medina de Rioseco, en el muelle de Valladolid no se había construido ninguna instalación auxiliar cuando se concluyeron las obras del ramal Sur; ni siquiera la alcantarilla para el desagüe por debajo del camino de Zaratán.
Dársena de Valladolid
4 La incidencia de la guerra carlista y de la epidemia de cólera en los trabajos del canal
Si la ejecución de las obras había sido relativamente rápida hasta finalizar el año de 1833, el desarrollo de los trabajos se vio entorpecido a partir de 1834 por el estallido de la primera guerra carlista y la epidemia de cólera. La guerra civil en el territorio vecino a las obras del canal ocasionó que ni se hallaban trabajadores voluntarios, ni estos pudieron ocupar útilmente las horas del trabajo, ni el presidio pudo prestar servicio alguno, porque o bien para evitar su evasión y que pudieran sorprenderlo las facciones tenía que permanecer casi de continuo en encierros seguros, o bien se destinaba a los presidiarios para la fortificación de los pueblos [21].
En cuanto a la incidencia de la epidemia de cólera entre los penados que trabajaban en las obras del canal, Epifanio Esteban declaró en la sesión de las Cortes de 21 de septiembre de 1839 que, en la época del cólera, cuando murieron dos mil y tantas personas en Valladolid, en el presidio no murieron más que 200 por los cuidados y precauciones que se tomaron, sin omitir gasto alguno. Esta información no tuvo réplica por parte de ninguno de los diputados presentes en la sesión [22].
5 El largo y complicado final de las obras
En el Boletín Oficial de la Provincia de Valladolid, de 21 de marzo de 1835, se publica «el fin de las obras del ramal del Canal de Castilla que finaliza en Valladolid». Sin embargo, los problemas continuaron y la navegación regular por el canal no fue posible hasta 1837.
En enero de 1835 la empresa del canal había solicitado al director general de Caminos y Canales, Agustín de Larramendi, el nombramiento de inspectores para que se realizara el reconocimiento preceptivo, dado que la obras estaban a punto de su conclusión. En respuesta a la solicitud anterior, Larramendi comunica a la empresa los nombres de los ingenieros que habían de realizar el reconocimiento: el comisario de Caminos y Canales e intendente honorario de provincia, D. Francisco Javier van Baumbenghen, y el ayudante primero D. José Ribelles. En un primer informe de estos ingenieros se indica la mala construcción de los acueductos de Fuensaldaña y del Berrocal, con la posibilidad de que este último deba de ser reconstruido. En el comunicado a la empresa se pide que se advierta a Esteban de que no inicie reparaciones por su cuenta antes de que resuelva la Dirección General de Caminos y Canales.
Las aletas del acueducto del Berrocal y el río Pisuerga
En junio del año en curso, la empresa del canal traslada a la Dirección General la respuesta de Epifanio Esteban al primer informe de los ingenieros comisionados. En dicha respuesta se echa en cara que el informe de los ingenieros no se basa en mediciones propias ni en datos fidedignos sobre el caudal de agua que recibirán los puentes-acueductos y de no pedir explicaciones al constructor sobre su actuación. La empresa espera de la imparcialidad de la Dirección General las órdenes precisas a los inspectores para que estos inspeccionen las obras personalmente, haciendo las operaciones sobre el terreno, basando sus cálculos en datos positivos y atendiendo a las explicaciones del director facultativo de las obras. Sospecha la empresa de que los inspectores pueden haberse dejado influir por campañas difamatorias. Larramendi promete a la empresa que dará a los ingenieros comisionados las indicaciones oportunas para que en el reconocimiento de las obras actúen con todo rigor e imparcialidad. En agosto del mismo año, en un nuevo oficio dirigido a la empresa, Larramendi les trasmite la información recibida de los inspectores en la que se precisa que el día 24 de julio vieron trabajar a numerosos confinados en el derribo de la aleta oriental del puente-acueducto de Berrocal; que debajo del arco llueve todavía aunque hace tiempo que la caja del canal no tiene agua, y que una de sus grietas estaba tapada muy chapuceramente; que se estaban labrando sillares para la clave y parte de la dovela contigua, según el encargado de obra. Larramendi advierte que esta actuación del ingeniero de la empresa contraviene lo indicado en el oficio de 27 de mayo y que será responsable de lo que pueda derivarse de esta forma de actuar.
Entre las esclusas 41 y 42
Concluido el reconocimiento de las obras de prolongación del ramal Sur, los ingenieros comisionados elevan los informes preceptivos a la Dirección General que Larramendi remite a los socios de la empresa del canal en noviembre de 1835. En dichos informes se indican las composturas, reconstrucciones, correcciones y enmiendas que son indispensables ejecutar para poner las obras en estado de recepción. Algunos de los defectos detectados en el reconocimiento ya han sido recogidos en la relación de las obras ejecutadas entre Dueñas y Valladolid.
A principios de marzo de 1836 la empresa del canal remite un oficio a la Dirección General de Caminos y Canales al que se adjunta la respuesta de Esteban a los informes de los ingenieros comisionados para el reconocimiento del canal, y en el que se manifiesta la opinión de la propia empresa sobre dicha respuesta y de la que se deducen tres consideraciones:
- Que los defectos supuestos en el ramal tienen contestaciones demostrativas de que o necesitan nuevas mediciones o experimento práctico tras la echada de las aguas.
- Que algunas objeciones tienen únicamente el apoyo de opiniones personales sin la comprobación de su certeza por parte de los reconocedores.
- Que las obras que sufrieron al echar las primeras aguas han sido posteriormente recompuestas y perfeccionadas otras que no las sufrieron antes.
Por lo expuesto, se reclama un nuevo reconocimiento realizado por otros dos ingenieros, uno en representación del Gobierno y otro en representación de la empresa [23].
En la Gaceta de Madrid de 27 de abril de 1836 se recoge la siguiente noticia: «De los 4000 fusiles que por Real orden de 29 de marzo último se han mandado conducir desde Santander se hallan ya en estos almacenes 3580 que han venido por el canal de Castilla desde Herrera de Rio Pisuerga, en virtud de las indicaciones que al efecto tenía hechas al director local D. José Cruz Muller, y al facultativo del ramal del Sur D. Epifanio Esteban. El 21 del corriente llegó la primera barca con 1400 fusiles (…). Yo salí acompañado de mis ayudantes y otras personas; y efectivamente vi este primer ensayo de trasporte que con el tiempo ha de producir la riqueza de Castilla. (…) El 22 llegó la segunda barca con 2180. Valladolid 24 de Abril de 1836» [24]. De la noticia precedente se deduce que la navegación desde Soto Albúrez a Valladolid era posible. Sin embargo, como se verá, el estado de las obras en distintos puntos no permitía una navegación regular y segura.
En los primeros días del mes de junio de 1836, Larramendi remite distintos oficios al marqués de Casa-Irujo, director de la empresa del canal, en los que se le comunicaba que había sido aceptada por Real Orden la propuesta de la empresa de proceder a un nuevo reconocimiento de las obras y que en representación del Gobierno se había nombrado al subinspector de Caminos y Canales, D. José García Otero, para verificar el reconocimiento del canal de Castilla. Por su parte, en representación de la empresa fue autorizado por el ministerio de la Guerra, por R.O. de 27 de junio, el brigadier director subinspector D. Francisco Bustamante para que pudiera practicar el reconocimiento de la parte última del ramal Sur.
Mientras tanto, el director local de la empresa, José de la Cruz Muller, comunica a los socios directores la rotura del Murallón de Dueñas como consecuencia del desbordamiento del canal en Soto Albúrez, Villamuriel y Viñalta.
Caseta de desagüe en el Murallón de Dueñas
El 13 de julio de 1836 los ingenieros directores García Otero y Bustamante se reúnen y acuerdan las pruebas de navegación y de resistencia de las distintas obras últimamente ejecutadas, imprescindibles para proceder a la recepción del ramal Sur, y requisitos necesarios para su realización. Entregado el escrito al director local de la empresa, este les responde que se remite el plan de pruebas a la dirección central de la empresa para que esta decida sobre la cuestión de la responsabilidad en caso de accidente en la realización de alguna de las pruebas proyectadas. Según el director local, es Epifanio Esteban quien debe responder por ser el director facultativo de las obras y quien tiene los planos o borradores y quien tiene que prestar los auxilios necesarios para la realización de las pruebas, según consta en la contrata. En la dirección local no existe plano alguno ni borrador de aquellas obras en las que no ha tenido intervención y espera que no se realice ninguna prueba que pueda tener consecuencias negativas hasta que no tenga la contestación de la dirección central.
El asunto de las responsabilidades ante posibles accidentes en la realización de alguna de las pruebas planteadas y la falta de respuesta por parte de la empresa ocasionarán la paralización del reconocimiento previsto y una dispar forma de actuación de los dos ingenieros responsables del mismo. García Otero, mientras se aclara la situación, decide realizar una visita particular al canal antiguo y al recién construido. A su regreso a Valladolid comunicó al brigadier Bustamante que no participaría en las pruebas previstas hasta no tener respuesta al oficio que había remitido a la Dirección General de Caminos y Canales. Bustamante, decide no esperar y realizar por su cuenta el reconocimiento que se llevaría a cabo en la segunda quincena de agosto, sin la autorización de la Dirección General de Caminos y Canales [25].
Y entre tanto, Epifanio Esteban solicita que se pongan a su disposición una o más brigadas del presidio para completar las obras del ramal. El director local de la empresa expresa a los propietarios de la misma su deseo de mantenerse al margen de cualquier decisión por la desconfianza que le inspira el Sr. Esteban, dado su encausamiento por el maltrato causado a los confinados en el traslado de la 4.a y 8.a brigadas desde el ramal del Sur al de Campos.
En los últimos meses de 1836 se suceden los acontecimientos que dificultan tanto la realización del reconocimiento como poner en funcionamiento la navegación desde Soto Albúrez a Valladolid. En el mes de septiembre fallece el brigadier Bustamante y se decide poner en seco el último tramo del canal para iniciar la construcción de los almacenes en el muelle y reparar los defectos detectados en Sopeña. En el mes de diciembre se producen problemas en la apertura de las compuertas; se retrasan las obras de Sopeña; el encargado de obras comunica que el Sr. Esteban debe proceder a realizar la rebaja de la solera del vaso del último tramo del canal y clavar una estacada en apoyo de una de las aletas del acueducto de Mucientes por lo que debe suspenderse la salida de las aguas hasta el día 24; el director local encarga al ingeniero director de estas obras, Echanove y Guinea, que disponga la ejecución de la alcantarilla que debe construirse en la carretera de Zaratán para el desagüe del cuérnago, pues el Sr. Esteban se ha contentado con abrir un agujero por debajo de la carretera.
Acueducto de Mucientes
Finalmente, José de la Cruz Muller dio la orden para que se soltaran las aguas desde la esclusa 40 con el objetivo de que se llenasen los vasos hasta Valladolid, lo que sucedió en la noche del día 24. Aunque debido a las bajas temperaturas, las aguas se helaron, quedando interceptado el paso de las barcas que bajaban hasta el embarcadero donde se tenía preparada la exhibición de las operaciones de carga y descarga.
En el Boletín Oficial de la Provincia de Valladolid, de fecha 24 de diciembre de 1836, se publica el anuncio de la Compañía del Canal, informando de su puesta en funcionamiento.
Resulta muy interesante el oficio que el director local de la empresa dirigió a los socios directores el día 25 de diciembre: Una vez que se han dado por concluidas las obras, echadas las aguas e inaugurada la navegación, creo mi deber manifestar que «nunca se hizo este ramal en un estado que ofrezca confianza y seguridad. […] En el escrito del ingeniero Echanove con fecha de ayer se puede leer, con respecto al acueducto del Berrocal, “que la poca base que tiene el dique y lo abierto de las aletas dan muy poca seguridad al canal, amanecerá un próximo rompimiento y para evitarlo conceptúo necesario dos muros que sirvan de contrafuertes y otras obras imprescindibles…” Corroborada mi opinión con este informe, dejo a la consideración de Uds. el pesar las consecuencias que acarrearía un rompimiento en el Berrocal si desgraciadamente sucediese después de anunciar al público el estado navegable del ramal según acaba de hacerse».
El año termina con un nuevo oficio de Muller a los socios directores en el que les informa que en la proximidad del acueducto de Sopeña se ha producido un derrumbe de tierra y cascajo que impide el paso por la parva derecha, por lo que ha pedido al director facultativo Echanove Guinea que ejecute todo lo que sea necesario para asegurar la navegación por el lugar [26].
Como conclusión de este largo proceso de finalización de las obras del ramal Sur, se resume lo que comunica la empresa del canal a la Dirección General de Caminos, Canales y Puertos en el oficio de 25 de marzo de 1837: Ante las dificultades para encontrar un ingeniero que sustituya al fallecido Sr. Bustamante, se propone suspender el reconocimiento hasta la primavera del próximo año, a la espera de que la navegación desde Valladolid permita detectar los posibles fallos en las obras de tierra y de fábrica para repararlos y proceder con garantías al reconocimiento definitivo. Mientras tanto, la empresa se compromete a llevar a cabo las obras de mejora propuestas por el subinspector D. José García Otero que se ejecutarán bajo la dirección de los ingenieros Echanove.
Con respecto al reconocimiento aludido, conviene reseñar que, cuando ya se había aprobado la nueva contrata de 1841, aún seguía suspendida la recepción de las obras concluidas por la empresa del canal «a causa de los defectos de solidez y otras faltas de arte, que en ellas encontraron los Ingenieros comisionados por el Gobierno» [27].
Referencias
[1] Real cédula de 17 de marzo de 1831, Gaceta de Madrid de 36 de abril de 1831.
[2] Homar, Juan de: «Proyecto del canal de navegación y riego desde el Canal de Campos, en el punto del Serrón, hasta la ciudad de Valladolid». [ACHD- CCHC0006/05].
[3] Homar, Juan de: El Canal de Castilla. Cartografía de un proyecto ilustrado. Estudio preliminar por Juan Helguera Quijada. Madrid: Ministerio de Obras Públicas y Transportes, y Turner Libros S.A.
[4] Esteban, E.: referencia del solado de la esclusa 37 para las nivelaciones, págs.4-5. [ACHD-CCHC0080/09]
[5] Croquis sobre la posición de Dueñas el 24 de octubre de 1812. Ministerio de defensa. [SG. Ar. E-T.7-C.1-285]
[6] Esteban, E. (1831): Plano topográfico del terreno que media desde las tres esclusas del Soto de Albures hasta pasado la Villa de Dueñas. [Archivo General del MITMA, OH-338].
[7] Esteban, E.: Oficio de 10 de julio de 1831 de [ACHD-CCHC0080/09]
[8] sáenz ridruejo, F. (1991): Comentario al artículo “Notas sobre José Agustín de Larramendi”… ROP, septiembre_3305_05
[9] Plano desde Soto de Albures a Dueñas. [Archivo General del MITMA, OH-338]
[10] Esteban, E. (1831): Oficio sobre la ejecución de las esclusas de Soto Albures. [ACHD- CCHC0080/12]
[11] Expediente sobre el enfrentamiento Antonio Prat-Epifanio Esteban. [ACHD- CCHC0089/22].
[12] Esteban, E. (1831): Progreso de las obras del Canal desde el 22 de agosto al 15 de septiembre de 1831. [ACH-CCHC0080/21]. Lanuza, A. (1832): Relaciones del progreso de las obras de prolongación del ramal Sur. [ACHD- CCHC0053/05]
[13] Esteban, E. (1832): Oficio en el que comunica a los directores de la empresa su decisión de echar las aguas en el tramo Soto Albures-Capilla de las Candelas (Dueñas). [ACGD-CCHC0080/60].
[14] Documento sobre la elección de tres proyectos presentados para la terminación del ramal Sur. [ACHD-CCHC0126/08].
[15] Planos. [Archivo General del MITMA. OH-340, OH-351 y OH-355].
[16] Croquis de la línea del canal desde la esclusa 34 a la esclusa 42. [A.G. MITMA - OH-533].
[17] Lanuza, A. (1832): relaciones de progreso de las obras [ACHD- CCHC0053/05].
[18] Expediente general del reconocimiento de las obras del ramal del Sur. [ACHD-CCHC0084/33].
[19] Advertencia del directivo de la empresa del canal, Gaspar Remisa, a Esteban sobre la modificación de la traza en el sitio de Sopeña. [ACHD-CCHC0048-01].
[20] Acueducto del Berrocal. Plano del Ingeniero Francisco Antonio Echanove. [A.G. MITMA, OH-537].
[21] Fundación de una sociedad anónima por acciones Canal de Castilla, 1842, pág. 8. Biblioteca Digital Hispánica.
[22] DIARIO DE SESIONES. Serie histórica: Dictámenes e intervenciones. Acceso en línea. https://app.congreso.es/est_sesiones/
[23] Contestación a los reparos presentados por los ingenieros encargados del reconocimiento. [ACHD-CCHC0084/34].
[24] Gaceta de Madrid: n.o 493, 27 abril de 1836.
[25] Expediente sobre el reconocimiento de las obras del ramal sur, practicado por José García Otero, subinspector de Caminos y Canales y Francisco Bustamante, brigadier. [ACHD-CCHC0084-35].
[26] Correspondencia sobre el presidio y terminación en las obras del ramal Sur a cargo de José Cruz Muller, director local de la empresa [ACHD-CCHC0085/19].
[27] areitio, Toribio de (1860): Noticias sobre la vida y servicios públicos de Don Pedro Miranda, Director general que fue de Caminos, Canales y Puertos, recogidas y ordenadas después de su fallecimiento. Madrid. Imprenta de D. José C. de la Peña, Atocha 149.